Imaginemos que al conductor de un vehículo le pedimos que deje de usar todos los instrumentos de navegación, que controle la situación sin hoja de ruta, sin indicadores de velocidad, de combustible restante, de carga de la batería y, en definitiva, de todo lo que le permita tener dominada la situación. ¿Cómo creemos que reaccionará?. Posiblemente, con inseguridad, miedo a quedarse sin gasolina, mayor stress y más sensación de riesgo que en condiciones habituales.
Pues ésta es una de las grandes consecuencias, a nivel de gestión de la empresa, de la pandemia COVID19. Hemos perdido la confianza en nuestras herramientas habituales de dirección.
En este contexto, me refiero a una pequeña muestra de dudas que nuestros clientes se plantean y nos trasladan:
- ¿Qué hacemos con el presupuesto 2020?
- ¿Qué hacemos con los productos de moda que compramos pensando en una temporada primavera-verano inspirada en años anteriores?
- ¿Seguimos con los planes de inversión a largo plazo?
- ¿Volverá a tener sentido el control presupuestario?
- ¿Nos acogemos a los préstamos ICO aunque, a día de hoy no los necesitamos?
- ¿Qué le explico al banco?
Seguramente, como en tantos otros temas, hemos llegado al final de una época. Nos tendremos que acostumbrar a la improvisación, al regate corto, a tomar decisiones arriesgadas. A partir de ahora el líder de la organización deberá desarrollar la habilidad de decidir más rápido.
Recuerdo que, con ocasión de los JJOO de Barcelona, durante los años previos a su celebración el protagonismo lo asumió el Comité Olímpico Organizador Barcelona 92, el COOB92. En aquella fase, la clave estaba en planificar todo hasta el último detalle. Pero, a falta de pocos meses, se nombraron a otras personas como responsables de cada instalación/evento. Porque lo importante ya no era planificar, era la velocidad de reacción ante cualquier imprevisto. Y, en este terreno, había gente acostumbrada a gestionar grandes acontecimientos deportivos.
Creo que ahora sucede algo parecido: ya no nos podemos dirigir como lo hacíamos hasta hace (¡atención!) dos meses. Ahora tenemos que poner en valor el olfato y la velocidad de reacción
Y, para terminar con un comentario optimista, los nuevos modelos tal vez se nos adapten mejor. Somos mediterráneos. Improvisar no se nos da mal. La Dirección Por Objetivos no la inventamos nosotros.
Deje su comentario