Muchas decisiones empresariales pueden ser reversibles. Podemos cambiar de banco, de proveedor, de empleados, podemos reorientar nuestra estrategia comercial o nuestra política de precios. Pero cuando las decisiones afectan a la familia son casi imposibles de revertir sin soportar un coste enorme, y no hablo de dinero.
En general, los grandes episodios familiares nos pillan por sorpresa, no preparados. Y son únicos; no se puede vivir por segunda vez la muerte del padre o el nacimiento del primer hijo.
En la escuela nos preparan para resolver ecuaciones diferenciales, pero no para afrontar los procesos realmente importantes de nuestra vida, muchos de los cuales suceden en el escenario familiar. Lo curioso es que, pese a reconocer nuestra falta total de experiencia en el episodio, nos empeñamos en afrontarlo a pecho descubierto, sin ayuda de nadie. ¡No vaya a ser que tengamos que explicarle nuestras cosas a un extraño!
El relevo al frente del negocio familiar, por fortuna, es previsible y puede ser planificado, lo cual no quiere decir que el Patriarca-fundador lo prevea y lo planifique. Y, al no hacerlo, comete un grave error, de cuyas consecuencias tal vez no llegue a ser testigo. Pero deja a sus descendientes una situación complicadísima, que él habría podido conducir con sabiduría.
Las consecuencias que puede comportar un relevo mal hecho son graves no sólo para la empresa sino también para la familia, lo cual supone un grado de dolor mucho más importante. Cualquiera puede encontrar ejemplos de lo que digo en su círculo de conocidos.
La buena noticia es que algunos profesionales hemos vivido muchos casos, sabemos que cada uno tiene sus particularidades, pero que tenemos método para enfocarlos con el mínimo de problemas y desgaste emocional.
¡Cuidado! El relevo generacional es un proceso que, idealmente, toma su tiempo. Que nadie lo confunda con redactar un protocolo familiar e ir al notario a cambiar de administrador. El principal ingrediente de este proceso es el tiempo. Nunca es demasiado pronto para empezar a planificarlo, si se quiere tener éxito.
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