De una situación excepcional no saldremos tal como entramos. Nuestros paradigmas están cambiando por momentos.
Por ejemplo, nos estamos demostrando cada día que una parte de nuestros desplazamientos eran evitables, que sí se puede teletrabajar o que por Skype o Zoom también se puede aportar calidez a nuestros mayores, impartir o recibir formación, tener reuniones, consultar al médico y tantas otras cosas. ¡Hasta en algún momento nos puede parecer que teníamos sobrevalorado el fútbol!
Cuando salgamos del túnel, que saldremos, nos encontraremos ante un paisaje distinto. Aunque, de hecho, lo que habrá cambiado no será el paisaje, será nuestra mirada hacia una realidad que ya existía.
Amigo empresario, te invito a no caer en lamentaciones inútiles y observar tu negocio desde la nueva óptica. Te doy un par de motivos de reflexión, aunque se te ocurrirán otros:
¿Cómo puedes seguir aportando valor a tus clientes a partir de ahora? Porque sus necesidades básicas se mantienen, lo que necesitas es encontrar la fórmula más eficiente de ayudarle a cubrirlas. Sin ataduras con el pasado, respetando sus nuevas maneras de valorar tu atención.
Cómo puedes reorganizar tus sistemas de trabajo teniendo en cuenta lo que hemos aprendido? ¿De verdad sigue siendo necesario que la parte de la plantilla no involucrada en operaciones manuales pierda tiempo y recursos en desplazamientos para llegar a la empresa y empezar a usar un ordenador y un teléfono?
Hoy, lo arriesgado es no arriesgarse, quedarse quieto y a “verlas venir”. Lo sensato es ser valiente, adaptarse a las nuevas circunstancias, ser generoso y aportar más valor que nunca a los clientes. No perdamos tiempo y energías en otras reflexiones depresivas, aprovechemos las opciones que, aunque siempre nos parecerán insuficientes, nos ofrezca el sistema
Piensa en el futuro con la mirada renovada, atrévete a hacer cosas distintas. Te ilusionarás de nuevo. Y los resultados te darán la razón.
Deje su comentario