En un post anterior veíamos cómo evoluciona una organización en sus primeras etapas. Dábamos por supuesto que teníamos las personas adecuadas, en su puesto idóneo, con la formación indispensable, plenamente motivadas y que hemos sido capaces de delegar. Vamos a ver que todo esto no es tan fácil.
Selección de las personas
Algunas precauciones que deberías tomar siempre:
- Concreta por escrito:
• Las funciones y tareas que tendrá que asumir el empleado ahora y en un plazo de tres/cinco años.
• También los conocimientos iniciales que le vas a exigir.
• Lo mismo con la experiencia.
• Capacidades importantes (comunicación, orden, viajes, disciplina, …)
• Otros (edad, carnet de conducir, idiomas, …)
• Posición organizativa (tendrá subordinados, …)
• Salario fijo e incentivos.
Teniendo en cuenta que la perfección no existe. - Apóyate en un gabinete profesional. No hagas “bricolaje”.
- Asegúrate de que el nivel profesional es el correcto a tu necesidad futura. Ni inferior ni superior.
- Período de prueba, siempre.
- Asegúrate de que la etapa de incorporación la planificas y ejecutas correctamente.
- Comunícate mucho con la nueva incorporación al principio.
Algunos errores que no deberías cometer nunca:
- No escojas el camino de los familiares, amigos, familiares de los amigos, amigos de los familiares ni rutas parecidas. Si algo falla, en estos escenarios los efectos colaterales son devastadores.
- Intentar ahorrar, contratando a alguien poco preparado, pero más barato. Salvo que tengas fundadas esperanzas de estrellato a medio plazo, no te la juegues. Tirarás el dinero.
- No esperes que la nueva incorporación asuma unilateralmente el “coste” de la llegada a tu organización. Es a ti a quien corresponde planificar su aterrizaje suave.
Formación
Vaya por delante que tu misión en esta vida empresarial no es formar a tu personal en conceptos generales. Lo normal es contratar a individuos con la formación general adecuada y hacer tantos esfuerzos formativos como puedas en temas específicos del sector, novedades, tecnología incorporada o ampliación de las funciones de cada persona.
Este criterio general debe tener excepciones como la formación en comunicación y ventas o el teletrabajo. Se trata de disciplinas que, o bien las teníamos asignadas a colectivos muy concretos y ahora entendemos que deben ser universales (comunicación) o bien han aparecido de forma sobrevenida en nuestras vidas (teletrabajo).
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