Hay gente que tiene una rara manera de actuar: en lugar de buscar soluciones a los problemas, busca problemas a las soluciones. ¡Cómo detesto a esos individuos!
Y lo curioso es que parece que la naturaleza haya decidido que en cada empresa haya, por lo menos, un “cazaproblemas”. Se trata de personas que, antes de que otra haya terminado de formular su propuesta, ya miran al techo y mueven la cabeza en señal de negación y con una mueca de desaprobación. Y después, naturalmente, destacan y sobredimensionan todos los supuestos aspectos negativos del planteamiento del otro. Logran que el resto de los presentes en la conversación se retraigan y renuncien a exponer sus ideas.
Cuando me encuentro con un “cazaproblemas”, siempre actúo de la misma manera. Le pregunto: “¿Y tú qué propones? Normalmente no recibo ninguna respuesta. Insisto: no soporto a estos personajes.
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