Querido empresario:
Por lo que te conozco, sé que estás cansado. Mejor dicho: estás harto. Entre el asesor y sus urgencias, las prisas apocalípticas de julio, las pocas ventas, la organización de las vacaciones, las costuras de las finanzas forzadas por la paga extra, el calor, los exámenes de tus hijos y otras miles de cosas más, te han dejado exhausto.
Por lo que te conozco, estás pensando que, este año sí, te tomarás todo el mes de vacaciones, te esconderás en una playa desierta o en una montaña desconocida, para dejar la mente en blanco, leer novelas de suspense y salir a cenar con tu pareja. Cualquier cosa menos pensar en la empresa.
Por lo que te conozco, me temo que la primera semana estarás agitado, como si te faltara algo. Descomprimir no es tan sencillo.
Por lo que te conozco, después de esta primera etapa entrarás en una fase que se parecerá bastante a lo que habías planeado: encajarás bastante bien las rutinas de playa, montaña, siesta y vida social de verano.
Te conozco tanto, que sé que esta fase durará lo que tardes en empezar a pensar en los cambios que te gustaría introducir en la empresa, en cómo aumentar las ventas y en varias ideas a las que hace tiempo que das vueltas. Por cierto, lo de dar vueltas es literal; siempre las mismas propuestas, los mismos pros, las mismas contras, las mismas dudas, para llegar a la misma conclusión: ya veremos. Romper el bucle tampoco es sencillo cuando estás solo.
Pues bien, has de saber que, cuando, en septiembre, todo vuelva a empezar, estaremos aquí para ayudarte a ordenar tus pensamientos, poner manos a la obra y que el próximo curso todo sea distinto, para que puedas construir un proyecto ilusionante para 2019 y que dentro de un año pienses que ser empresario es la mejor profesión del mundo.
Que pases unas excelentes vacaciones. Aprovéchalas, que vienen tiempos divertidos.
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